sábado, 7 de junio de 2014

La historia de Jackeline


Había sido un día extraño, Juan me lleva del brazo, no quiero caerme, creo que he potado hace poco. Ugh... me duele mucho la cabeza. ¿A dónde vamos? Estamos en un callejón, es de noche, hay contenedores y huele a rancio. ¿Qué? ¿Qué pasa Juan? ¿Por qué nos paramos? Nos damos la vuelta y corremos. Me dejo llevar, la ciudad se tambalea y ennublece... Ah, su puerta, la recuerdo, blanca, con un tres dorado encima. Sí, casa, sí. Juan me trajo a casa.
Sí. Oigo susurros, ¿quién? Creo que sólo yo los escucho. ¿Juan? Ya no está, estoy en el sofá. La luz está encendida, el salón tiene un ventanal, estamos en un primero, ¿no?
-¡Juan! ¡Dónde vives!
Juan, Juan no responde. Ay, tengo que buscarlo. ¿Y si le ha pasado algo? ¿Juan?
-¿Juan?
Sigue sin responder. Me levanto, las piernas tambalean, me agarro a donde puedo. El suelo. Su moqueta es marrón y áspera. Me levanto, cuidado, cuidado, ¿qué decís susurros? Dejadme. No. No. Ando, ¿a dónde? A por Juan, sí. Llegó a la cocina, me agarro al marco de la puerta.
-¿Juan...? No... no tiene gracia.
Camino hasta la habitación, ¿puedo? Estoy llegando. Cada vez escucho más susurros. Es en mi cabeza. Están en mi cabeza. Terminan mis frases, comienzan mis palabras, dicen cosas, dicen muchas cosas, dicen demasiadas cosas, ¡parad! ¡No! ¡Parad ya! ¡No puedo! ¡Dejad de gritar!
-¡¡AAAAHHH!!
Parad... Parad... por favor...

¿Eh? ¿Qué ha pasado? Mi cabeza... duele como si tuviera un arpón atravesándola... ¿He... he llorado? Mis piernas me fallan. Estoy en la cocina de Juan, ¡buscaba a Juan! Derecha... derecha... escucho derecha en mi cabeza. El baño, a la derecha está el baño. Entra. Entra. Entra. El pomo está frío y resbala. Entro. ¡Juan! ¡¡Juan!!
-¡JUAN! ¡DIOS! ¿¡QUÉ!? ¿¡JUAN!? Joder, joder. ¡Aaahh!
Me ahogo, me ahogo, necesito aire, me ahogo. Corre. Corre. La ventana...
-Ugh...
Juan... Juan está muerto, pero, ¿qué? Tengo que llamar a la policía. Vete. Vete. Vete. No me voy, tengo que llamar a alguien, joder, esto es... Joder... Vete. VETE.
-¡Aaah!
Mi cabeza, ah, mi cabeza. VETE. ¡¿Qué queréis?! VETE. Voy a coger el móvil, lo tenía en el bolsillo, sí, está, malditos vaqueros. Me tiemblan las manos, no acierto. Mierda, tengo que llamar a alguien.
-Joder.
Recojo el móvil del suelo, maldita sea, deja de temblar, tengo que llamar a la policía. Juan, joder. VETE. VETE. VETE. Mis piernas, no se mueven, están paradas, miedo, tengo mucho miedo, ¿qué pasa? Mi cabeza, no siento nada, no me puedo mover, me caigo, me caigo. No...

Ugh... ¿dónde...? El salón de Juan... ah, sí... ¿van tres veces ya? ¿Quién está ahí? ¿Qué está...? Te llevan. Te llevan. Te llevan. ¿A dónde? Con ellos. Con aquel. Contigo. Ah... No te resistas. No lo hago. ¿Qué será de mí? Lo sabes. Está en ti. Pregunta equivocada. Oh, mi cabeza, no la siento. Negro, ¿sigue siendo de noche? La calle está bonita. Me llevan. Un callejón. Creo que he estado aquí antes, todo es tan... borroso. Son varios, son cuatro, ¿cuatro? Noches que no acaban...

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